¿Para quien trabajas?

En estos últimos días me he hecho con dos libros sobre Marca personal. El primero de ellos es «50 claves para hacer de usted una marca» de Tom Peters, que fue el precursor de esta corriente de la marca personal. El otro es «Marca personal, como convertirse en la opción preferente» de Andrés Pérez Ortega, que es un libro bastante más filosófico, pero que al ser de un español resulta más cercano. Además trabajó en el sector retail, y hace algunos paralelismos con las marcas blancas, lo que en mi caso lo hace todavía más cercano.

Me ha resultado relativamente fácil el llegar a esta filosofía de trabajo, porque por la propia inercia del trabajo ya había llegado a algunos de los postulados.

Trabajos vitalicios

Uno de los planteamientos que se hace en la marca personal es el de que los trabajos de oficina como los de nuestros padres, que empezaban en una empresa y en esa empresa se acababan jubilando, ya no existen. Mi sector es el de la informática, en el que el cambio de empresa es algo que está a la orden del día. Así que cuando empiezas a leer esos libros y empiezan con estos planteamientos no es nada complejo el sentirse interesado.

No me malinterpretéis, nunca he entrado a trabajar en una empresa pensando en que no me voy a jubilar ahí. Aunque en tu foro interno lo sepas. Y además creo que es contra producente.

No comparto algunas filosofías de que «como estoy de paso para que esforzarme». Esos planteamientos lo que hacen es crearte una marca personal poco positiva: de vago, poco implicado, etc. Ninguna cualidad positiva.

Seguro que más de uno se ha encontrado en ocasiones con que en su empresa han entrevistado a alguien conocido y le han pedido su opinión. ¿Te interesa que digan de ti que eres un vago? ¿Un agitador? ¿Un…?

¿No debiéramos de preocuparnos un poco más de que es lo que queremos que digan de nosotros? ¿No debiéramos de preocuparnos un poco más de nuestra marca personal?

Ser la opción preferente

He trabajado en algún sitio en el que existía la filosofía en la dirección de la empresa, de que ellos no distinguían a un programador de otro, por eso les daba igual a quien poner o quitar. Así que cuando Andrés te habla de eso mismo en su libro, no resulta difícil sentirse identificado.

Porque yo no soy igual que mis compañeros, no lo digo con desprecio, todo lo contrario, soy diferente, en algunas cosas mejor y en otras peor. Tengo que resaltar las cosas en las que soy mejor e intentar mejorar en las que soy peor. Es decir, aplicar los mismos principios que las empresas.

En uno de los primeros trabajos que tuve, pasamos por alguna dificultad y se contrató un gerente, vamos a decir, profesional. Nos hizo una reflexión que me pareció muy importante. A diferencia de por ejemplo un astillero o los altos hornos en los que la empresa cuenta con una infraestructura importante, en el sector de la informática y concretamente en el de desarrollo de aplicaciones, la infraestructura necesaria es mínima y fácil de conseguir. Una mesa, una silla y un ordenador con conexión a Internet es suficiente. El principal activo de este tipo de empresas son las personas.

He visto muchas ocasiones contratar o seleccionar a personas con nombres y apellidos, incluso he sido partícipe en algunas de esas operaciones, alguna vez siendo yo el contratado/seleccionado y en otras siendo yo el que he contratado o pedido a alguien con nombres y apellidos. Es decir un planteamiento de «hay mucha gente en el mercado, pero quiero a fulano o mengano, que le conozco y me gusta como trabaja».

Soy mi propia empresa

No en el sentido de ser un autónomo, o de ser una S.L. sino en la de aplicar las mismas técnicas que emplean las empresas, aunque sea un trabajador por cuenta ajena y mi «cliente» sea mi empresa.

Tener claro cual es el producto que vendo, tener un plan a corto y medio plazo de donde quiero estar situado en el mercado, tener un plan de como vender mi producto, tener un plan de formación (dentro de una año ¿voy a poder seguir vendiendo mi producto? o ya no lo va a necesitar nadie y tengo que formarme para vender otra cosa), tener claro que imagen de marca quiero transmitir, es decir que ideas y sentimientos quiero que asocien a mi marca (es decir a mi persona).

A mi me leer estos libros me ha venido muy bien, porque antes del verano el proyecto en el que estaba se había acortado y mi jefe me preguntó a ver que quería hacer para intentar buscar donde encajarme. Y no supe muy bien que contestarle. Solo tenía clara una cosa, quería hacer algo de lo que sentirme orgulloso (Ya lo se, me he saltado la regla de no hablar de mi actual empresa…).

Pero no era fácil responder a preguntas sencillas como ¿que «producto» les puedo ofrecer? ¿que me gustaría estar haciendo dentro de una año? ¿Que necesito para conseguirlo, me hace falta formación?

Es fácil responder a preguntas de tipo curriculum: ¿Quien soy? ¿Que se? ¿Que he hecho?, pero no tan fácil a estas preguntas con más enjundia.

Hagamos cosas asombrosas

Este planteamiento que hace Tom Peter me parece muy interesante. Vamos a hacer proyectos asombrosos y si no lo son los convertimos. Encaja perfectamente con mi planteamiento de querer hacer cosas de las que me sienta orgulloso. Aunque tampoco creo que sea sano el estar buscando constantemente el subidón del estar haciendo cosas asombrosas, también creo que es bueno el dejar reposar las cosas para que se asienten y sobre ellas construir nuevas cosas asombrosas. Y no siempre un peñazo de proyecto se puede convertir en algo asombroso, pero si creo que es bueno intentarlo. Caer en el derrotismo de ni siquiera intentarlo seguro que bueno no es.

Hace algún tiempo me dejaron un libro sobre uno de los responsables de Irizar, la cooperativa que construye autobuses. Este hombre (Saratxaga) consigue coger una empresa en crisis y por la que no daban un duro y convertirla en un referente en su sector. Comentaba que los clientes les decían que se notaban que ahora sabían lo que querían hacer, a donde iban.

Creo que es importante que la gente haga cosas de las que se pueda sentir orgulloso y no dejarse llevar por el pesimismo, del «esto es una mierda». Reconozco que es muy difícil, y algunas veces es realmente difícil. En alguna ocasión en una empresa en la que estuve y que no pasaba por un buen momento comentaba con una compañera, con la que tenia mucha confianza, que el problema no era que no viese la botella medio llena, es que no veía la botella. No es una reflexión que se pueda hacer así en público, porque no hay que desmotivar al resto de compañeros.

Si el proyecto es una mierda y no hacemos nada por mejorarlo y nos dejamos arrastrar será todavía más mierda, y nosotros estamos ahí metidos… No es interesante.

Y esto de la marca personal ¿es bueno para las empresas?

Yo creo que si, tener gente que sabe lo que quiere y que va a tirar para conseguirlo a mi me parece importante. Puede ser que te encuentres en situaciones en los que los objetivos de alguien no encajen con los objetivos de la empresa, pero eso ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo.

Gente que se tome en serio su marca y que se preocupe por cuidarla, ya no solo dentro de la empresa sino con los clientes de esta, creo que es positivo.

Gente que intente convertir un coñazo de proyecto en algo interesante, porque es su negocio, de lo que come, me parece que es un actitud positiva.

En este sector hay mucha mediocridad, mucho proyecto mal planificado y peor pagado y es muy fácil encontrarse actitudes negativas, gente quemada. Es importante intentar reconducirlo.

Como me dijeron una vez: «Si tu progresas la empresa progresa, si la empresa progresa tu progresas».

Yo procuro rodearme de personas que quieran progresar, procuro rodearme de personas que quieran hacer cosas de las que sentirse orgulloso.