Bandoleros

He leído un artículo de Arturo Pérez-Reverte. Puede parecer que no tiene nada que ver con el trabajo de un informático. Pero describe una situación que me he encontrado en más de un lugar en el que he trabajado: los bandoleros (de bandos), el sectarismo, el o conmigo o contra mi.

Como he dicho, he vivido en varios sitios el formase grupetes de gente. Hasta ahí es normal, todo el mundo tenemos más o menos afinidad con ciertos compañeros.

El problema viene cuando esos grupos se convierten en sectas, con su líder supremo y su legión de seguidores que no se cuestionan al líder.

Cuando ves la endogamia de esos grupos, que prefieren poner a alguien de los suyos que no está preparado en absoluto en vez de a otra persona más adecuada.

Cuando ves a esa gente poner a bajar de un burro a compañeros que hacen su trabajo perfectamente simplemente porque no son de su secta. Parece que si no eres de su secta, entonces eres de los enemigos.

Pero no es así. Como dice Pérez-Reverte, no tengo ideología porque tengo biblioteca. Es decir soy capaz de pensar por mi mismo.

Me he encontrado en situaciones un poco delicadas, en sitios en los que las cosas no iban muy bien. Situaciones delicadas porque, por decirlo de alguna manera, he sido lo que se da en llamar un cuadro intermedio. Es decir para los «jefes» no soy del todo de los suyos, y para los «curritos» tampoco. Lo fácil en estos casos es decirles a cada uno lo que quieren oír, que los del otro bando tienen la culpa de todo.

Pero la experiencia me ha enseñado que cuando las cosas van muy mal, normalmente no hay un único culpable, suele ser un cúmulo de errores de varias personas.

Ese es el problema, si en vez de ir a cada bando a decirles lo que quieren oír vas diciéndoles que hay cosas que crees que están haciendo mal. Porque entonces si que te consideran definitivamente del otro bando.

Es muy importante cuando las cosas van mal, en vez de echarle la culpa al otro, hacer un poco de autocrítica y ver en que puedes mejorar tu las cosas. Si cada uno mejorase un poquito se notaría mucha mejoría.

Pero como la culpa es del otro bando para que voy a hacer nada.

Lo que no nos damos cuenta, es que un proyecto que vaya mal va a repercutir en nuestra percepción profesional, es decir en nuestra marca personal. Si una persona en todos los sitios en los que ha estado ha acabado en desastre, pues igual no tiene la culpa, pero que casualidad… mejor coger otro candidato…